04 sep Los baños árabes del Bañuelo: espacio para el deleite físico y espiritual
Este fin de semana (5-7 de setiembre) se pondrá en marcha un programa de actividades bajo el lema “Albaicín: Patrimonio Abierto”, en conmemoración del “Día de la Solidaridad de las Ciudades Patrimonio Mundial” que se celebra el próximo 8 de septiembre. Y es que en esa misma fecha, pero del año 1993, se creó en Fez (Marruecos) la Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial (OCPM). Poco después, en 1994, la UNESCO aprobaría la propuesta de incluir el barrio del Albayzín en su lista de Patrimonio Mundial.
Por este motivo, desde diversas administraciones se invita al público a descubrir su singularidad y riqueza cultural, y destacar la importancia de concienciar a la colectividad acerca de su protección. Al tiempo que hacer hincapié en el privilegio que supone contar con parte de dicho patrimonio en Granada.
Desde Nosolotour destacamos la diversidad patrimonial del barrio del Albayzín con un abanico de monumentos que incluye relevantes ejemplos de arquitectura civil, militar o religiosa. En concreto, en nuestras rutas de #nosolofoto es posible adentrarseen uno de los tesoros artísticos que esconde la Carrera del Darro. En su nº 31, esquina con calle Concepción, y frente al conocido Puente del Cadí (al que atenderemos en otra ocasión), el viandante encuentra un sólido edificio con paramentos desnudos. Una puerta casi escondida da acceso al edificio civil más antiguo de la ciudad, levantado durante la taifa zirí en el siglo XI. El Hammam al-Yawza o Baño del Nogal, popularmente conocido como Bañuelo, es considerado uno de los mejor conservados de todo al-Andalus, y supone una auténtica sorpresa para el visitante por su valor artístico, arqueológico y arquitectónico. Declarado “monumento histórico-artístico de carácter nacional” en 1918, se encuentra inscrito en el Registro General de Bienes de Interés Cultural (B.I.C.).
Durante varios meses, este espacio adscrito a la Consejería de Educación, Cultura y Deporte a través del Patronato de la Alhambra y Generalife, ha estado cerrado a la visita pública debido a su estado de conservación, lo que motivó una urgente intervención. Se ha centrado ésta en la reparación de las cubiertas de teja, impermeabilización de las bóvedas del baño y arreglo del empedrado del patio y de la alberca. Además, se ha restaurado la fachada exterior, muy deteriorada por la presencia de grandes humedades.
Recordemos que el monumento fue rescatado del olvido por el arquitecto Leopoldo Torres Balbás a finales de 1920 y, a partir de la los años cincuenta, intervenido por Francisco Prieto-Moreno, con actuaciones focalizadas en la impermeabilización de sus cubiertas, además de labores periódicas de rejuntado de los sillares de sus bóvedas y reparación de las lucernas de cristal.
En lo que respecta a su itinerario un pequeño patio con alberca sirve de entrada y, a continuación, la estancia denominada al-bayt al-maslaj (vestuario) cubierta con bóveda de medio cañón y claraboyas. Seguidamente una estancia alargada con alcobas en sus extremos al-bayt al-barid o sala fría) y, tras ésta, el espacio central (al-bayt al-wastani) correspondiente con la sala templada. Es la de mayores dimensiones y presenta arquerías en tres de sus lados sostenidas por columnas con capiteles romanos, visigodos, califales, y otros de la misma época de la construcción. Su espacio cuadrado central se protege con bóveda esquifada dotada de tragaluces octogonales. Finalmente la sala caliente (al-bayt al-sajun) consistente en un espacio rectangular en cuyo muro frontal se abren tres arcos semicirculares, orientándose los dos de los extremos hacia sendas cámaras dotadas con pilas de inmersión. Por su parte, el central daba acceso al espacio donde se hallaba la caldera (al-burma). Debajo del suelo se conserva la estructura del horno (al-furn), con el sistema de hipocausto que permitía que ascendiera el humo a través del suelo y las paredes. Con una capacidad cercana a las 50 personas, en este baño se hacía sudación en seco, se tomaban baños de vapor, y de agua caliente y fría.
Ofrece un aspecto general de solidez debido a su construcción con gruesos muros de argamasa muy compacta, mientras que sus bóvedas y paramentos interiores se alzaron en ladrillo con mortero de cal, soportando así los efectos de la humedad y los contrastes de temperatura. Este tipo de instalaciones proliferaron en la ciudad de Granada durante la etapa musulmana, como atestiguan los distintos ejemplos conservados en la Alhambra, los de la calle del Agua también en el Albayzín, o los del Colegio de las Mercedarias, entre otros. El hammam no solo permitía la limpieza corporal, sino que cumplía una función ritual al permitir la purificación antes de la oración. No obstante, durante el siglo XVI los moriscos se verían obligados a cristianizar sus costumbres, promulgándose varias pragmáticas en los años de 1566 y 1567, que obligaron al cierre de los baños y, aunque la mayoría se derribaron, algunos como el Bañuelo lograron salvarse. En algún momento del periodo cristiano dejó de utilizarse como baño público, para comenzar a funcionar como lavadero, tal y como atestiguan algunos grabados del siglo XIX.
Qué duda cabe que son muchas las singularidades que encierra este hammam: sus lucernas estrelladas, a través de las que se obtenía una luz cenital y se regulaba la cantidad de vapor del interior; su sofisticado sistema de calefacción, o la custodia de su uso para hombres o mujeres, según las horas del día. Un legado excepcional de los numerosos que los musulmanes dejaron en nuestra ciudad y que ejemplifica el valor simbólico del agua en esta cultura.
Posted on 4 de septiembre, 2014 por Aroa.
COMENTARIOS
Inma on
Muy interesante la información. Muchas gracias por ampliar nuestros conocimientos.
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